Muchas veces nos complicamos la vida en la cocina... o al menos yo reconozco que tengo cierta tendencia a complicármela , más que nada porque el tiempo que invierto en cocinar no lo considero perdido, y porque me relaja rodearme de mis cacharritos , manipular los alimentos, cortarlos, lavarlos, sofreírlos, saltearlos....y por más que la gente me mire como un bicho raro cuando les cuento esto... ¡pues si!, me divierte todo el tejemaneje que rodea al acto de cocinar.
Tiempo es lo que me falta para hacer las mil cosas que me encantaría hacer en la vida, y justo ayer hablaba con una personita muy especial acerca de la angustia que siento cuando veo que no me da el tiempo para todo... Son tantas las cosas que me gusta hacer, y es tan poquito el tiempo ...
Me encantaría jugar horas y horas con mi hijo, aprender a bailar, escuchar música, aprender a manejar los programas de mi ordenador (powerpoint incluido;)), practicar pilates,yoga, capoeira, leer miles y miles de libros, profundizar en el conocimiento de algo que me apasiona y que cada día tengo más claro qué es...disponer de tiempo para charlar con la gente que quiero y dar paseos cada día con quienes merecen toda la atención y el cariño de mi vida,¡con mis amigos!, actualizar el blog y leer todos y cada uno de los blogs que existen, porque aprendo tantas cosas de ellos... pasar más tiempo con mi pareja, ir al mercado (que no al supermercado) y comprar ... y un larguísimo etcétera.
Y tras todo este preámbulo que no sé muy bien a cuento de que viene ... ¡ah si!, que aunque os guste como a mi hacer cositas elaboradas os presento esta cucharita de pulpo que tiene para mi un toque entrañable y como podéis apreciar en la sencillez de ingredientes y elaboración muy minimalista... ¿Os cuento el por qué?
Hace algunos años, la primera vez que viajé a Perú, descubrí esta patata en el mercado de Surco.
Los mercados de Perú son un espectáculo de color, sabor y olor.
Me encanta recorrerlos sin prisa, curioseando en busca de algún nuevo producto que probar, y siempre, de verdad, SIEMPRE vengo sorprendida con algo. Creo que lo que más me engancha de ellos es que son un aguijón para la curiosidad de quienes nos gusta probar de todo.
Bueno, pues vi la patata (papa nativa, así la llamaban) y me quedé prendada. Me pareció tan curiosa... tan extrañamente atractiva... De aquella no la compré, no sé porqué. Pero hace unos días la encontré en una frutería de Oviedo.Ahí estaban ellas, las patatas violetas . Y casi me miraban desde el escaparate diciendo "llévame contigo". ¡Ja! Me emocioné. Y como no podía ser de otro modo me las llevé a casa.
Solo quedaba pensar en una receta ... ¡ya lo tengo! a ésta patata tan elegante le va que ni pintado un pulpo del Cantábrico. Si lo remato con un aceite de oliva y un poquito de pimentón de la Vera... ¡fantástico!
Y me puse a ello... el pulpo de mi mar con la papa del Perú. ¿No es bonito? ¡¡Y si, forman un matrimonio PERFECTO!!
Nutricionalmente la patata violeta (papa nativa) es de lo más interesante. El color morado intenso se lo proporcionan los antocianos , pigmentos de gran poder antioxidante que también se encuentran en otros frutos como las moras, los arándanos ....Si le sumamos el pulpo que es alto en proteínas y muy bajo en grasa, tenemos un aperitivo de lo más saludable.
Ingredientes:
Pulpo (yo lo compré cocido).
Papas nativas violetas.(valen perfectamente las blancas... esto, ya sabéis, son sibaritismos que me dan a mi de vez en cuando)
Aceite de oliva virgen extra.
Sal (yo usé Maldon, le da un toque crujiente, y me da la sensación de que acierto mejor con el punto de sal)
Pimentón de la Vera.
Elaboración:
Hervir las patatas en agua con sal hasta que estén tiernas.
Pelarlas y reservar.
Cortar el pulpo en trozos regulares.
En un palito de pincho ensartar el pulpo y la patata.
En un recipiente mezclar el aceite de oliva virgen con el pimentón y la sal. Batir para emulsionar los ingredientes. Poner por encima del pincho.