Pocas cosas hay en ésta vida que me llenen tanto como cocinar para mi hijo.
Es de lo más placentero dejar que el participe con sus manitas y ponga toda la ilusión en la elaboración de un postre o un dulce... A Eduardo siempre le ha encantado jugar a los cocineros, se pone su gorrito blanco de cartulina, pintamos un bigote rococó al más puro estilo chef francés , nos metemos bien en nuestro papel de cocineros y manos a la obra!, él feliz y yo más feliz de verle feliz a él.
Me gusta que se meta en la cocina ( con las debidas precauciones) porque creo que es la mejor manera de educarle en el gusto por los sabores caseros, y que valore las cualidades de un dulce elaborado en casa frente a cualquier dulce o bollo industrial. Tiene entre muchas otras ventajas las siguientes:
- Conocemos con exactitud los ingredientes que utilizamos para cada elaboración.
- Se utilizan grasas como aceite de oliva, girasol, mantequilla ...y no otro tipo de grasas como las hidrogenadas, las grasas trans.
- Siempre podemos adaptar la receta o modificarla según nuestros gustos o necesidades.
- Se potencia la creatividad, así como el gusto por lo auténtico, lo casero...
-El sabor es incomparable. Exige un esfuerzo, sí, pero es de lo más gratificante.
- Es una bonita forma de agradar a quienes tienes alrededor... cocinar para la gente que quieres es una bonita demostración de amor.
Y seguro que a cada uno de vosotros se os ocurren montones de motivos más para hacer de la cocina una bonita afición.
Hace tiempo vi en el fantástico blog de Su
,"Webos Fritos", éstos cerditos rellenos que os presento. Me parecieron tan sumamente graciosos que pasaron a la carpetita de recetas pendientes...pero ya sabeis lo que es ésto de "recetas pendientes ", llegamos a acumular tal cantidad de ellas que a veces nos da la sensación de que necesitaremos siete vidas para poder llevarlas a cabo.
Pero los cerditos no podían esperar más, y aquí están. Son un pelín laboriosos pero muy entretenidos de hacer, y el resultado de lo más gracioso y divertido.
Su nos explica en su blog que se pueden rellenar de salami, jamón y queso, chorizo, chocolate..., en mi caso me decanté por el chocolate porque con Edu sé que es una apuesta segura ( de hecho le han encantado).
La receta está tomada como os decía del blog de Su,
"Webos Fritos", y si os pasáis por allí veréis un extraordinario paso a paso.
Ingredientes:
300 grs de harina de fuerza.
200 grs de harina normal.
25 grs de levadura prensada.
80 grs de azúcar.
250 ml de leche templada.
60 grs de mantequilla.
1 huevo.
Un pellizco de sal.
Corteza de limón rallada.
2 Yemas de huevo para pintar y pegar.
Chocolate para el relleno (yo usé crema de cacao tipo Nutella).
Elaboración:
Tamizar la harina en una fuente. Amasar en el centro la levadura desmenuzada con un poco de harina, azúcar y la leche y dejar fermentar la masa tapada durante 15 minutos.
Amasar el resto del azúcar , la mantequilla derretida, el huevo, la sal, y la ralladura de corteza de limón.
Cuando esté suficientemente amasada, dejar reposar otros 15 minutos.
La masa tiene que quedar elástica y despegarse de las manos. Si no es así, añadir un poquito de harina hasta conseguir el efecto deseado.
Extender la masa de forma que tenga unos 4 mm de espesor.
Tener el relleno preparado.
Tener la bandeja del horno engrasada, se puede poner un papel de horno y así no hará falta engrasar., la masa no se pega.
Cortamos 16 redondeles de 10 cm de diámetro aproximadamente ( por ejemplo con un vaso).
Ponemos ocho de ellos en la bandeja, sobre el papel de horno, separados entre sí.
Poner un poco de relleno en el centro bien recogidito.
Poner yema de huevo en los bordes para sellar.
Colocar los otros ocho redondeles de masa . Ya tenemos la cara.
Recortar 8 redondeles mas pequeños para el morrete ( por ejemplo con vaso dosificador de jarabe).
Hacerle los dos agujeros de la nariz con la ayuda por ejemplo de un rotulador fino.
Pegar las narices con yema de huevo.
Para las orejas recortamos unos redondeles un poco más pequeños.
Estirarlos un poco y luego pegarlos en la cara, y darles vuelta con gracia.
Pegarlas bien con yema de huevo a la cara.
Barnizar la cara de los cerditos con la yema de huevo restante. Dejar reposar 10 minutos.
Calentar el horno a 200º.
Meter los cerditos . A los 10 minutos los morros están tostaditos. Pondremos papel de aluminio tapándolos para evitar que se quemen.
Bajamos a 180º la temperatura. Dejamos 15 minutos más aproximadamente hasta que queden doraditos.
Sacar a una rejilla para que se enfríen.
Ya fríos les hacemos los ojitos con chocolate blanco ( yo usé una gragea de chocolate blanco), y pintamos las pupilas con chocolate negro.
Eduardo disfrutó de ellos muchísimo, tanto en la elaboración como en la degustación...Quedan riquísimos y muy tiernos...