















Bélgica huele a chocolate ... a gofres, a mantequilla ...todo en Bélgica huele así. Cada lugar tiene su olor característico, y al igual que mi tierra, Asturias, huele a sidra,o Andalucía a "pescaíto frito" el país belga tiene ese olor dulzón y penetrante a gofre, a muuuucho chocolate fundiendose para luego convertirse en los bombones de los que con mucha razón los belgas se sienten tan orgullosos, porque son de una calidad excepcional.
Así que si te gusta el chocolate, Bélgica es tu paraíso. No das dos pasos sin encontrar una chocolatería, todas con unos escaparates de lo mas tentadores que invitan a quedarse un largo rato mirándolos, porque allí el chocolate no solo se come, sino que se disfruta con todos los sentidos... voluptuosas fuentes de un chocolate brillantísimo, bombones con formas caprichosas, rellenos del praliné mas delicado y exquisito, combinaciones inusuales con especias como el jengibre, frutos secos, naranjas confitadas , sal maldon, y un sinfín de ingredientes ... que hacen las delicias de los paladares mas exigentes.
Románticos canales en Brujas, una preciosa arquitectura con unas casas coquetísimas en las que nunca falta un detalle que las convierte en casitas de cuento, las bicicletas que dan esa sensación de que todo transcurre a otra velocidad allí, todo tiene otro "tempo" y todo resulta de lo más inspirador... mucha gente describe Brujas como un lugar de cuento, y es cierto que cuando paseas por sus calles te invade la sensación de haberte detenido en el tiempo, o de estar paseándote por las ilustraciones de un cuento maravilloso.
Para los que como yo disfrutáis con los dulces placeres de la vida ... os dejo con esta sobredosis de dulzura en forma de fotos (no pude resistirme a hacer montones y montones de fotos de los escaparates que mas me gustaron) de éste viaje que siempre recordaré con un cariño muy especial.